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jueves, 15 de marzo de 2012

Filosofía Existencialista. Unamuno

"Si miras al Universo lo más cerca y lo más dentro que puedes mirarlo, que es en ti mismo; si sientes y no ya solo contemplas las cosas todas en tu conciencia, donde todas ellas ha dejado su dolorosa huella, llegarás al hondón del tedio, no ya de la vida, sino de algo más: al tedio de la existencia, al pozo de la vanidad de vanidades. Y así es como llegarás a compadecerlo todo, al amor universal".
M. Unamuno

 
-Introducción a la lectura de "San Manuel, Bueno, Mártir-

A través de su vida, U. presentó el sentido de la paradoja del hombre que se sabe imperfecto y mortal, que tiene que encontrar consuelo y vivir con la muerte. 
Su mirada dialéctica significa dos conceptos contradictorios que se excluyen, tiene una coexistencia que es la oposición o lucha, y esta lucha es la vida humana.
Toma como punto de partida al hombre integral que reflexiona. Comprende esta reflexión sobre el tema del hombre en su existencia real.

Toda la obra de U. se nutre de filosofía, y al concentrarse en el hombre real, se convierte en una filosofía agónica. 
Representa el movimiento mismo de lo sensible a lo inteligible (Platón, Pascal, Kierkegaard). Al no poder expresarlo en lenguaje narrativo, acude a la alegoría, el mito y los símbolos. El lenguaje mismo está en movimiento, sin resolver; revela un sistema de tensiones en continuación.


U. amplía el concepto pascaliano situando al hombre como principio y fin de la filosofía por medio de perspectivas de metafísica, antropología y estética.
La metafísica sitúa la existencia como devenir entre el no ser y el ser. 
La antropología pone al hombre en un estado consciente inestable y frágil entre su principio y fin.
¿Y la estética? Debemos detenernos para explicar la hipótesis de la estética de U. La premisa es la recepción del lector, oyente o preceptor. 
El personaje se comprende debido a una visión parcial y limitada que pasa a ser una supuesta unidad de la serie de perspectivas que el individuo supone admisibles (Dilthey). Lo significante es señalar la unidad movible del perceptor como punto de vista esencial. Al aceptar las limitaciones del receptor, también se acepta la pluralidad de perspectivas independientes de la propia. La estética de U. tiene fuerza unificadora y común para todos dentro del pluralismo de los receptores individuales.

El sentimiento es la potencia máxima unificadora opuesta a la razón, igualmente universal, cuya función es distinguir y separar. Este conflicto entre sentimiento y razón no es fenómeno exterior, pues tiene su origen en el fondo constitutivo del hombre.
El objeto es síntesis de la percepción de su nombre y de la expresión que lo ha nombrado y la recepción que lo ha entendido.
Para U. la realidad del yo es la lucha y la realidad del mundo es una dialéctica de cambio, lo cual quiere decir que toda construcción imaginaria concebida desde el punto de vista del lector, es una síntesis del momento expuesta a los cambios dentro del individuo y seguramente dentro del diálogo con otro punto de vista.
Este pensamiento plantea la idea de que la intuición de la perspectiva integral es condición previa de toda inteligibilidad.

El concepto de ser, designa un sentido estructural unitario que realiza bajo distintas perspectivas. Ser abarca todo lo que es. El hombre es el proyector de las perspectivas singulares de los entes.

-Esquema de una filosofía-

U. encuentra la estructura lógica de la dialéctica como método de investigación en términos de mutua dependencia opositora.
El método dialéctico dramatiza el pensamiento básico de la filosofía agónica. Ataña a la realidad vista como energía en marcha y sin fin (penetración de lo real en términos del ser en lucha).
 Estas perspectivas son manifestaciones complementarias de la problemática ontológica de la realidad en dimensiones de: ser en lucha, ser en el mundo, ser de la obra en el mundo
Entendamos que la segunda y tercera perspectiva son el desarrollo de la formulación incial del ser como ser en lucha.

El ser se mantiene como ser en lucha por una negación persistente del no ser. El ser, desde la perspectiva del yo personal, se expresa como ser en el mundo; aqui, la oposición, que es el signo fundamental de la realidad, se expresa en un constante debatirse con la muerte. 

El obrar del yo, forma una perspectiva distintiva, ya que tiene una existencia independiente de su creador, y también tiene el potencial de mantenerse en tensión por sucesivas recreaciones del otro yo.
La primera perspectiva es la del problema metafísico de la totalidad de la existencia. Se lanza hacia la búsqueda de la realidad dramáticamente, rechazando la razón y haciendo notable su dependencia en la intuición que denomina  sentimiento (Harnack, Platón, Hegel).

Se logra una perspectiva de la realidad como flujo siempre cambiante. Se distingue del tiempo humano, brote necesario de la razón, en que concibe la realidad como una serie de fragmentos hilvanados. En esta perspectiva no se considera a la conciencia personal, hay únicamente interrelación, totalidad de la existencia, el ser mismo definido vitalmente como ser en lucha. 
Aqui la filosofía agónica se presenta como el designio dialéctico del ser en lucha que es la consideración de la existencia como una constante afirmación del ser y negación del no ser.

La segunda perspectiva parte del yo concreto e individual que esta ahí en el mundo. Hay que enfocar el ser por medio del yo, considerando la continuación de la existencia para el yo, como esfuerzo del querer ser; la fuerza de la voluntad del yo es la fuerza vital de su proyecto, de modo que no hay diferencia entre el ser en el mundo y el concepto cotidiano que se expresa com querer ser. 
El yo existe aislado en su devenir, pero dependiente del otro como hacedor de su coexistencia continua. La existencia del yo es la incesable reconquista de su ser frente a la amenaza del no ser. Esta perspectiva es la de la lucha del yo ante su muerte.
Hasta que el yo llegue al conocimiento de la lucha contra su muerte como su realidad, no logrará un estado auténtico de existencia.

El yo se siente comprometido con su mundo y la relación agónica se realiza a través del esfuerzo por personalizarlo, por ser el otro y a la vez no perder la identidad de su yo. 
La penetración de la realidad es el encuentro de la conciencia a través del yo con su orbe que resulta del fenómeno del ser en el mundo.

Se puede considerar a U. com uno de los grandes existencialistas del SXX. Se plantea el problema de la realidad desde el punto de vista del yo personal en su mundo, aislado por la muerte y dependiente del otro de por vida. Su existencia, su yo, procede de su esencia, su mundo, pero cobra conciencia solo como ser en el mundo. El conocimiento de esa situacion es lo que U. llama el sentimiento trágico de la vida.

La tercera perspectiva se enfrenta con la realidad del obrar del yo, la comunidad en su sentido colectivo, en su sentido histórico. Y también un olvido colectivo cuando penetra en la intrahistoria.

Unamuno junto con Bergson, rechaza la superioridad del método anaĺítico en favor de un conocimiento directo. La base del conocimiento es la conciencia de aquello que para él es verdad y la conciencia de saberlo. 
Ambas son una experiencia unitaria que brota del encuentro con el mundo.
La esencia de lo real se funda en la intuición de la perspectiva integral, que es condición previa de toda inteligibilidad. 

Cuando U. desarrolla el lenguaje discursivo para desarrollar la metafóra del mar por necesidad recurre a la lógica de la gramática de la misma lengua. La intuición de este espíritu poético, resulta incongruente para el lector ya que es presentada en términos diálécticos.
El eje de esta filosofía se expresa en términos concretos y realistas para dar a conocer que la realidad es un esfuerzo, una lucha, un trabajo y este lenguaje dialéctico es la exposición del ser.
Si el yo es el hacedor de su destino, lo principal será reconcer que esta existencia es de contingencia no de necesidad.

La existencia es la lucha del ser contra el no ser, que en términos del yo, quiere decir vida y muerte. Algunos buscan el sentido de la vida y aunque en un primer momento se encuentren solos, luego se reencuentran y comprenden que la lucha que les atormenta no es un medio, sino la existencia misma..

Expuesta la base metafísica de U. no podemos obviar su antropología existencial.
La existencia objetiva es, en nuestro conocer, una dependencia de nuestra propia existencia personal.
El análisis racional es una facultad secundaria y sociológica en su orígen. El “serlo todo” de U. es el estado auténtico del yo resultante de vivir con y del sentimiento trágico de la vida.
La antropología toma su forma de autoconocimiento para el yo, de su situación como ser ahí en el mundo.

El mundo, el otro, o aun el yo en aislamiento, es una abstracción racional. La realidad del ser solamente puede ser conocida por el yo en términos de su ser.
El deseo de serlo todo es el espíritu de personalización que tiene que vencer al materialismo despersonalizado. Cada cosa tendrá su valor en relación con el yo y cada otro yo será único e insustituible.
U. lleva su filosofía a la consideración auténtica de la sociedad y con ésta se llegará al Dios unamuniano.

Fuente: "San Manuel, Bueno, Mártir". M. de Unamuno. Ed. Cátedra.
Edición Mario Valdés

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