"El pequeño espacio del corazón es tan grande como el vasto universo. Los cielos y la tierra están allí y el sol y la luna y las estrellas; el fuego y el relámpago y los vientos se hallan en él; y todo lo que ahora es y todo lo que no es; porque todo el universo está en El y El mora en nuestro corazón...El Espíritu que está en el cuerpo no envejece ni muere, y nadie puede matar al Espíritu que es perdurable. Este es el verdadero castillo de Brahma, donde mora todo el amor del universo. Es Atman, Espíritu puro, más allá del dolor, la vejez y la muerte; más allá del mal, el hambre y la sed. Es Atman, cuyo amor es la Verdad y cuyos pensamientos son la verdad".
De Chandogya Upanishad
-Dios de los místicos. Eros de la
religión-
En un sentido amplio el adjetivo
“místico”, abarca cualquier experiencia que las personas puedan
interpretar como un contacto directo con una realidad espiritual no
humana, tanto si se cree que se trata de la presencia de Dios como si
no.
Este contacto, sobretodo entre los místicos cristianos y
musulmanes, está impregnado de una emoción de amor con un deseo de
unión, o bien de disolución de la propia personalidad (en El).
El “misticismo” puede referirse a
todo el campo comprendido por este tipo de experiencia o a su
expresión literaria, o a una doctrina que suponga que tal
experiencia es posible y auténtica, no solo en un sentido
psicológico sino en el sentido de lo que afirma ser.
Para describir la experiencia hablan de
“lo Inefable” (R.Otto), aunque la dificultad del lenguaje hacía
que con frecuencia recomendaran el silencio como la mejor manera de
acercarse a Dios (R.Pannikar).
La experiencia de la unión mística,
aun siendo un fenómeno raro, puede decirse que constituye el núcleo
de la vida religiosa.
Solo en la unión mística, Dios, en
lugar de ser concebido solamente en términos especulativos, es
sentido como tal en un “contacto” directo.
¿Cómo puede lo Eterno e Infinito
“darse” auténticamente en actos que no implican nociones
abstractas?
Esta experiencia es directa, no es en
absoluto sensorial: puede estar, pero no es necesario que esté.
Tras la variedad cultural y
psicológica, persisten ciertos temas básicos, lo que sugiere que
nos encontramos ante una rara experiencia humana que es, tan
universal como el amor.
La tradición oriental resalta con mas
fuerza el proceso por el cual el alma se disuelve con el Absoluto.
En
el misticismo occidental, los temas de aniquilación no están
ausentes, pero siempre han incluido la idea inequívoca de un
alma desvaneciéndose sin dejar rastro en el abismo de Dios, y es
característico de los que cruzaron los límites de la tradición
establecida.
Existen obstáculos morales, teológicos
e institucionales para que el misticismo sea reconocido por las
distintas iglesias.
En los místicos cristianos, la unión
no era algo que se mereciera, era un don de gracia y solo podía el
místico llegar suprimiendo la propia voluntad, reduciendo el
alma a un estado de pasividad perfecta por medio de la cual pudiera
actuar Dios.
Este estado del alma apenas se diferencia de la idea de
autodeificación.
En términos cristianos, islámicos y
judaicos, seguir la voluntad propia antes que la de Dios, es el
pecado por excelencia. En los actos de sumisión voluntaria a la
dirección divina, la voluntad, y así la integridad de la persona,
no es aniquilada ni sustituida por Dios. El concepto de Iglesia
supone ser mediadora irremplazable entre Dios y su pueblo,
expresandose a través de los sacramentos: actos ejecutados por
personas dentro del orden de la iglesia, que entrañan la presencia
divina y comunican la fuerza de la gracia; sin embargo un místico no
necesita intermediarios.
Una ambigüedad persiste en el
acercamiento místico al mundo creado. Encontramos en alguos
escritores místicos, una oscilación entre dos extremos. El místico
no quiere concoer ni desear más que a Dios y cualquier lazo con el
resto del mundo es un acto de idolatría. En la enseñanza cristiana,
hay cosas y cualidades que pueden considerarse valores autónomos
aunque no absolutos, y hay otras cosas que, sin tener ningún valor
intrínseco en sí mismas, son imprescindibles para producir bienes
autotélicos.
La vida de un místico radical es un esfuerzo por
suprimir enteramente cualquier vínculo mental, cognoscitivo, moral o
estético con el mundo de las cosas finitas-incluyéndose él; la
liberación espiritual consiste en la liberación de toda ligadura
con la materia.
Esta actitud, puede seguir dos
direcciones, la teocrática-ascética o la antinomiana-anarquista
(aveces tambien una combinación entre ambas). El místico maniqueo,
regula su vida de una forma disciplinada, al estilo de los cátaros;
por esta regla de tres, un contemplativo puede muy bien permanecer en
su estado de unión con Dios, imperturbado pro su cuerpo, que
mientras tanto es libre de realizar cualquier cosa aunque no sea
moralmente correcta.
¿Cuales son las consecuencias morales
y filosóficas que pueden extraerse de la variante panteísta (en
oposición con la maniquea) de la experiencia mística?
Un mundo saturado por la Deidad no
diferenciada que se desvela a sí misma plenamente en cada grano de
arena, no necesita ser panteísta en el sentido propio, aunque puede
serlo. Para un panteísta, las criaturas no son solamente “signos”
de Dios, sino que existe una dependencia necesaria, un vínculo
sustancial que ata a Dios al universo (¿si desaparecieramos Dios
dejaría de existir?, entonces nosotros en cierta manera somos Dios).
El panteísmo naturalista, traslada a
la naturaleza ciertas propiedades divinas; apenas difiere de un
ateísmo claro (decir que el mundo es Dios equivale a decir que no hay
Dios-Hobbes).
El panteísmo espiritualista incluye la
creencia de que el Dios que se manifiesta en su creatividad es Dios
mismo; la realidad es de naturaleza espiritual.
Esta visión del mundo, en muchos casos
pasa por alto la realidad del Mal (tambien en el cristianismo
existen problemas al respecto).
En la tradición establecida del
monoteísmo, el mal moral, aunque no causado por Dios y aun carente
de fundamento ontológico, era real y al menos en parte irredimible.
La mala voluntad de los hombres y los demonios, ejecutando su
libertad o autodeterminación, constituía una auténtica energía
que desafiaba directamente los planes de Dios. En la visión de los
panteístas todo lo que ocurre es de inspiración divina y debe
formar parte del proyecto de la providencia. Bajo este supuesto, la
distinción misma entre Bien y Mal es difícil de definir.
La adoración del panteísta místico
del espíritu de Dios, podía llevar a la negligencia moral a la que
llevaba la doctrina contraria, que incluía el desprecio maniqueo de
la materia.
En realidad lo que está en juego es el
significado de la unidad última de la realidad, cuestión principal
en la linea divisoria entre la sabiduría del Extremo Oriente y las
religiones del oriente medio europeo, basadas en la revelación.
Otro de los peligros inherentes en la
experiencia mística, en términos de educación religiosa
institucional, ha sido que mientras el místico goza en comunión con
Dios; el Ahora que todo lo absorbe no se ve perturbado por el fluir
del tiempo. Todos los criterios a los que se somete nuestra vida
cotidiana se disuelven, privándolos de sentido.
Esta capacidad de prescindir de las
normas morales cristianas, se ve fortalecida por el esfuerzo que hace
el místico por limpiar su conciencia de todo motivo egoísta,
incluido el deseo de su propia salvación. Solo el amor puro,
perfectamente desinteresado, merece el nombre de amor, a diferencia
del propio interes.
A lo largo del tiempo se ha intentado
buscar un lugar dentro de las instituciones oficiales para el
misticismo, buscando sobretodo criterios teológicos y morales: la
distinción ontológica entre Dios y alma debe quedar intacta; un
místico no puede usar la contemplación como pretexto para hacer
caso omiso a las normas tradicionales; la veracidad de la expriencia
mística pasa por reforzar las virtudes ordinarias de humildad,
caridad y castidad.
¿Por qué el misticismo es de
fundamental importancia cuando se trata de captar la naturaleza misma
de lo Sagrado en términos cognoscitivos?
Dios es un Ser Omnipotente que creó
todas las cosas, visibles e invisibles, y que el mundo como un todo y
cada cosa por separado dependen de su voluntad. Estos principios, que
los teólogos afirman poder establecer como consecuencia de un
razonamiento especulativo, son parte de la experiencia directa del
místico.
No hay duda de que existe un tipo
especial de experiencia que como mejor se expresa es diciendo que es
“ilusoria”.
Declarar que cierto objeto es “meramente una
ilusión” es, lo primero de todo, inteligible solo mediante el
criterio de consenso social. Pueden tener sentido cuando significan o que todas las cosas son transitorias o que ser
en el tiempo no es ser en sentido propio. Este significado es el
componente básico de la percepción de que “el mundo es un sueño”.
La idea principal es: lo que pertenece
al pasado o al futuro no existe, por definición mas que el recuerdo
o en la esperanza, es decir, subjetivamente; mientras tanto, el
presente por definición, desaparece en cuanto tratamos de
capturarlo. Estas palabras no tiene sentido mas que cuando está
impllicado un sujeto que percibe. Lo que es intemporal, es mas allá del tiempo; si no existe nada más allá
del tiempo, nada existe.
Esto dió lugar a la conclusión
natural de que lo que es, es distinto de los objetos materiales, y
por tanto es una mente: pero una mente obtenida asi, por reflexión,
tiene que ser radicalmetne diferente de lo que conocemos
introspectivamente, es decir, a partir de un pensamiento, sentimiento
y percepción móviles.
La convergencia final del Ser neoplatónico
con el Dios judío y cristiano nos parece comprensible si
consideramos la necesidad (histórica, no lógica) de traducir el
mito original al lenguaje filosófico griego y de transformar la
biblia en una historia metafísica.
La imagen de un Padre tierno y
misericordioso supone propiedades que dificilmente corresponden a
esta entidad metafísica.
¿Cómo puede el Absoluto estar sujeto a
efectos? ¿Cómo puede tener un perfecto conocimiento de los
individuos, dado que El es todo lo que El conoce y que, por
consiguiente, tanto las personas como las cosas tienen que tener,
además de su existencia empírica, una especie de modelo ideal en la
mente divina, al ser Dios inmovil, perfectamente simple y no
compuesto?
Admitir esto es aceptar la fragilidad
dela razón humana y la primacía de la fe.
Fuente: "Si Dios no existe..." Sobre Dios, el diablo, el pecado y otras preocupaciones de la llamada filosofía de la religión. L.Kolakowski. Ed Tecnos
1 comentario:
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