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jueves, 16 de febrero de 2012

Los socialismos

"El significado de paz es la ausencia de oposición al socialismo".
Karl Marx

El socialismo clásico-

Durante los debates de final del SXIX y comienzo del SXX y despues de 50 años de la publicación del manifiesto comunista (Marx), Engels constató que todas sus expectativas habían quedado transformadas. 
El socialismo no avanzaba por la vía de la insurreción, progresaba a través de las instituciones democráticas; el sufragio universal era el camino que debíamos seguir para cambiar la sociedad.



Se considera la época clásica de la socialdemocracia desde la Segunda Internacional (1889) hasta el estallido de la Primera Guerra mundial.
La teoría instrumentista-extincionista del Estado debatida entre Marx y Bakunin, y que mas tarde recuperará Lenin, comenzó a ser sustituida por una estrategia favorable al introducir el socialismo a través de las instituciones de la democracia representativa.

Los tres grandes protagonistas de esta corriente fueron Bernstein, Kautsky y R. Luxemburgo
Para Bernstein, los socialistas deben crear un partido democrático, defensor de reformas sociales, que permitiera desarrollar l legado del liberalismo.
El planteamiento de Kautsky fue distinto. Se debía seguir la vía democrática sin confundirse con el liberalismo. El socialismo aspiraba a una sociedad distinta y hasta que no transformemos la sociedad burguesa y alcancemos el poder deberíamos permanecer fieles a su ideología. La acumulación de fuerzas viene dad por la construcción de grandes partidos de masa vinculados a los sindicatos. La finalidad era la representación parlamentaria de los intereses de los trabajadores.

En el socialismo clásico prevalecía la tesis de que los socialistas no debían quedar envueltos en polémicas ajenas como las que afectan a la definición acerca de la forma del Estado (monarquía/república); acerca del papel del Estado en relación a la religión (laicísmo) o acerca de la articulación interna de la Nación (centralismo/federalismo).

En España, el socialismo clásico lo encarna Pablo Iglesias, fundador del partido socialista. Para él, era imprescindible diferenciarse de los partidos burgueses (liberales y conservadores).
Esta insistencia por marcar su identidad obligó al partido socialista a librar un duro combate; por una parte se distancia de los republicanos, y por otro subraya, frente a los anarquistas, que el combate político y sindical eran dos partes de la misma lucha.

-El socialismo en el periodo de entreguerras-

A finales del SXIX y principios del SXX, la violencia volvió a estar en el centro de la historia y los proletarios de los distintos países acudieron al campo de batalla a pesar de todas las proclamas anteriores de la Internacional socialista; la Internacional había defendido la rebelión de los trabajadores para impedir el estallido bélico.
El acontecimiento esperado, pero ocurrió en un lugar impensable en ese momento, la Rusia zarista. Cambió radicalmente la estrategia y la teoría Internacionalista.
La revolución leninista entre dentro de la teoría instrumentalista-extincionista del estado. El estado definido como instrumento de la clase dominante se enfrentaba a la revolución y debía ser sustituido por la dictadura del proletariado. Ésta debía ser organizada de forma militar.
Marx y Bakunin discreparon en el momento en que se debía iniciar. Para B. era imprescindible la abolición del poder político, mientras que para M. solo sería posible la extinción del Estado cuando la dictadura del proletariado estuviese asentada.
Tras la experiencia de la revolución rusa se fueron constatando dos realidades que no previstas por los primeras socialistas: la degeneración del poder político tras los procesos postrevolucionarios y la extensión mas allá de Rusia.
Lenin construyó un socialismo sin democracia: la ausencia de partidos políticos; la represión de la oposición interna en el seno del partido bolchevique y la disolución de la asamblea constituyente.
La revolución vista de esta forma, no cuajó en los países occidentales. Por contra fue el fenómeno del nazismo y el fascismo el que empezó a cuajar provocando la crisis de la democracia liberal.

En España la dictadura de Primo de Rivera en 1923 dio al traste con el truncado juego político de la Restauración. A partir de este momento se da por concluido el intento de democratizar la monarquía. Si uno quería ser auténticamente liberal y apostar por la democracia, había que apoyar la constitución de un régimen alternativo: la República.
A partir de aquí, los socialistas se plantean si pueden seguir manteniendo que su tarea esencial era defender únicamente los intereses de los trabajadores.
Al final decidieron apoyar a la República y coincidieron con ellos en la necesidad de instaurar un régimen que resolviera los grandes problemas pendientes en España (postura defendida por Prieto y Fernando de los Ríos), que son, la cuestión religiosa, la cuestión militar y la territorial.

El anarquismo por el contrario, fue muy fuerte e España. El socialismo estaba condenado a luchar en dos frentes: apoyar al republicanismo en su esfuerzo por asentar las reformas constitucionales (educativa y agraria).
La influencia del sindicato anarquista provocó que muchos trabajadores, se desasociaran de los socialista acusados de hacer política para la burguesía.
Las urgencias del gobierno republicano se agravaron debido a la independencia de los socialistas de la izquierda republicana. En posición a todos ellos esta el catolicismo reaccionario de Gil Robles.

Tras el fracaso de las huelgas del 34 (salvo en Asturias y Barcelona), comienza una dura represión militar. Esto forzó a los anarquistas a la participación en las elecciones del 36 y provocaron el triunfo de las fuerzas que constituían el frente popular. Se pensó en un golpe de estado, pero la reacción popular y la lealtad de una parte del ejército provocó necesariamente la guerra civil.

-El socialismo en la época dorada-

La España republicana, fue abandonada a su suerte por las potencias democráticas; la división del mundo en dos bloques militares, hizo que la democracia en España quedara pospuesta por los imperativos de la guerra fría. El franquismo sobrevivió gracias al apoyo de EEUU. Esto dió lugar a que quedara fue del consenso de posguerra que permitió la consolidación del Estado de bienestar.
El socialismo de posguerra intentará mantener sus señas de identidad reafirmando una vía democrática frente al estalinismo e intentando marcar su especificidad propia frente al imperialismo americano. Una de las vías fue articular una estrategia compartida por los sindicatos y los partidos.
Es en este punto donde se diferencia con el modelo bolchevique y el tradicional partido socialdemócrata.

Con la llegada del Estado de bienestar, los partidos políticos comienzan a abandonar las viejas fronteras de clase. Los socialistas comienzan a marcar la diferencia entre función sindical y función política.
El partido pasa a ser una máquina electoral que tiene que recoger apoyos de distintos sectores y por ello procura trascender la frontera de clase.
En el congreso de 1959, el socialismo debe recibir su inspiración no solo del marxismo sino de aquellos que se acercan al socialismo desde la perspectiva del humanismo ilustrado, del pensamiento cristiano y desde distintas aspiraciones favorables a la justicia social.

La justicia social es posible si se combina la eficiencia económica y la cohesión social, la plantificación estatal y empresarial, el mercado y la redistribución. Estamos ante un socialismo que quiere ser considerado partido de gobierno, de llegar a distintos sectores de la sociedad.
La combinación del voto es dirigido a los sectores dinámicos del mundo empresarial y a los sectores organizados de la clase trabajadora, que unen sus esfuerzos a los profesionales liberales y que tratan de hacerse cargo del cambio producido en la estructura de clases.
El acceso a la ciudadanía estaba vinculado a un movimiento obrero de varones industriales que mantenían poderosas redes de solidaridad y de apoyo; se daba una gran capacidad de negociación sindical por la similitud de las condiciones laborales. La desaparición de este modelo traerá consecuencias para el socialismo.

A partir de 1968 todo cambia. Este planteamiento eurocentrista, productivista, pronorteamericano estaba tan escorado a la derecha que permitió la aparición de formaciones políticas de una nueva izquierda que recogía el malestar creciente en la sociedad industrial avanzada y asumía las nuevas formas de protesta planteadas por los movimientos estudiantiles.

Los socialismos del sur de Europa, que estaban vinculados a partidos que llevan años alejados del poder, apostarán por nuevas formas de socialismo dispuestas a ir mas allá de la socialdemocracia. Se comienza a hablar de Socialismo autogestionario.
Autogestión implica autoorganización de la clase trabajadora y capacidad de conseguir que la democracia no quedara a las puertas de la fábrica.
¿Era posible ir mas allá de la socialdemocracia?
Teóricamente sí. En los setenta asistimos al último resurgir de la teoría marxista del Estado. En esta tercera vía, Miliband defendió un reformismo revolucionario.

-El socialismo tras la caída del muro de Berlin-

En 1989 con la caída del muro de Berlin acaba una época que para muchos supone el fin del SXX.
La desaparición del movimiento comunista, del pacto de Varsovia, y de la propia unión soviética marcó una antes y un después.
Tres son las interpretaciones de la realidad y las propuestas de acción política: la socialdemocracia liberal, la socialdemocracia keynesiana y el socialismo de izquierda..
Los defensores de la primera postura, asocian la caída del muro con una profunda crisis de las fórmulas económicas socialdemócratas asociadas al keynesianismo en política económica. No es posible mantener el estado de bienestar tal como lo hemos conocido. Hay que mantener algunos elementos pero teniendo en cuenta los efectos del capitalismo popular. Arguyen que una mundialización económica permite auspiciar una ciudadanía abierta a todas las ventajas de la globalización.

El debate de valores adquiere una gran relevancia. La tesis de que todos somos liberales y de que el socialismo como filosofía de la historia, pertenece a los grandes relatos de una modernidad que ha fenecido. Reivindican una globaliación alternativa. 

Fuente: "Ciudad y ciudadanía" F. Quesada. Ed. Trotta
Antonio Garcia Santesmases. UNED. 

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