"Supongan que reformulamos nuestro mapa del universo de forma que ahora parece muy superior a lo que teníamos antes ¿Deberíamos decir que hemos logrado una visión "correcta" del universo? ¿O tal vez que ahora lo que tenemos se ajusta mejor a nuestras necesidades?
R.Rorty
¿Deberíamos intentar calibrar nuestros logros en relación a algo más que nuestro juicio presente y falible acerca de las ventajas e inconvenientes de lo nuevo sobre lo viejo?¿O deberíamos decir que ese juicio es la única medida que vamos a tener?
Rorty defiende esta última alternativa.
Cuando se logra una revolución socioeconómica exitosa o cuando adoptamos o perdemos cierta fe religiosa, no hay motivo para decir que esto nos ha acercado mas a la manera en que las cosas son realmente.
A medida que Newton reemplazó a Aristóteles y Einstein a Newton, nos hicimos mayores y mejores; personas que podían vincular más cosas, sintetizar mas datos, registrar más fenómenos, proponerse y llevar a cabo proyectos.
En la medida que una religión del amor ha reemplazado a una religión de la ley, hemos llegado a ser personas con mayor capacidad de empatía. En definitiva se nos abren posibilidades que antes estaban cerradas y la imaginación se libera.
Este contraste entre metáforas del cierre y metáforas de la expansión no debería identificarse con la diferencia entre la búsqueda de la verdad y buscar la libertad. Estas dos nociones sólo se contraponen si uno define una creencia verdadera como aquella que se corresponde con la realidad.
Los filósofos pragmatistas como Dewey o James, de los que Rorty es seguidor, se mostraron de acuerdo con Hegel en que esta noción de correspondencia era una metáfora engañosa y carente de provecho. Tenemos que contemplar los avances morales e intelectuales como acercamientos no a una meta preexistente sino como un proceso de auto-creación: obtener síntesis dialécticas mayores y mejores, incorporarlas a la imagen que tenemos de nosotros mismos y de esa forma expandirnos.
Para estos filósofos no hay contraste entre obtener la verdad y la libertad.
Decir que la libertad nos hará libres, significa resucitar la imagen platónica según la cual nuestra proximidad a la realidad nos libera de las ataduras de la ilusión, el prejuicio y la superstición.Todo esto se podría obtener mejor oponiendo el pasado al futuro en lugar de oponer lo ilusorio a lo real.
¿Acaso las ventajas introducidas por los cambios recientes del modo en que pensamos las cosas superan a las perdidas producidas por los viejos hábitos?
El cambio de metáforas para describir el progreso comportaría renunciar a la idea de que hay algo que puede acercar a los seres humanos a lo correcto siempre que deambulan sin rumbo y eligen un camino incorrecto: algo como Dios, la realidad o la naturaleza humana.
Este desacuerdo entre los que quieren renunciar a esta idea y los que consideran esta renuncia irracionalista o relativista, sería de carácter practico, acerca de qué perspectiva filosófica tenga probablemente mejores consecuencias generales.
La oposición mas militante al cambio de metáfora, procede de filósofos como Daniel Dennet.
Estos filósofos ven una gran diferencia entre la búsqueda de la certeza (que supuestamente ha de encontrar su paradigma en la ciencia empírica) y la simple conversación (que consideran la segunda mejor alternativa, característica del estudio literario).
Desde el punto de vista de Rorty, la distinción entre investigación y conversación es cuestión de grado: del grado de acuerdo previo acerca de lo que se persigue. Lo llamaremos investigación si de antemano ya existe un acuerdo importante acerca de lo que se considera un resultado satisfactorio. Lo llamaremos conversación si consideramos como objeto de conversación los criterios mismos para juzgar si un resultado es satisfactorio.
Filósofos como Dennet ven a los investigadores como paradigmas morales y a los conversadores como sospechosos. Consideran importante ceñirse a la metáfora de “estar en lo cierto” porque les parece una debilidad moral reemplazarla por el ideal de “volver a describir las cosas de una forma mas imaginativa”.
La idea de que la obediencia a unas restricciones previas explicitas es superior a crear las propias restricciones a medida que una avanza es la que prevalece a la filosofía moral y filosofía de la ciencia.
La perspectiva filosófica que sugiere Rorty es una extensión natural del proceso de secularización que empezó en el Renacimiento y se aceleró en el siglo SXVIII. La secularización ha incrementado la felicidad humana.
Podría producirse un aumento todavía mayor si la perspectiva pragmatista de la verdad se convirtiera primero en la sabiduría convencional entre los intelectuales y dentro de unos siglos en parte del sentido común.
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