"La extendida concepción peyorativa del pueblo y los ciudadanos como muchedumbre o masa de individuos irracionales y políticamente incompetentes, es la definición de una impronta elitista, que se esfuerza por reducir las vías de participación política a los ciudadanos, fomentar su pasividad y despolitización, exigirles deferencia y comprensión para con las élites o, finalmente, fomentar que autolimiten su participación política a poco mas que la selección de los líderes que habrán de gobernarles".
Muchos liberales de finales del SXIX y principios del SXX, percibieron con toda claridad que las consecuencias practicas de una y otra concepción (parte II del tema) fueron sumamente perniciosas para la mayoría de los ciudadanos.
Tanto Hobhouse como Hobson, defendieron la necesidad de un nuevo liberalismo que protagonizó una revuelta contra la doctrina de la libertad negativa y sus consecuencias.
A estas alturas era mas que evidente no solo que dicho individualismo estaba fundado en un conjunto de principios y supuestos metafísicos carentes de todo fundamento, sino que habia dejado de ser aplicable en las nuevas condiciones sociales y económicas.
Este debía ser sustituido por un nuevo individualismo para el cual el individuo es un ser social y autónomo además de racional, y que solo en condiciones adecuadas podría ser capaz de alcanzar su plena realización personal.
La imagen de la sociedad seria una entidad colectiva conformada por individuos racionales y autónomos pero igualmente interdependientes, cooperadores y capaces de ayuda o asistencia mutua.
El liberalismo de Green o Rawls, es igual de individualista que el clásico pero de un modo diferente.
Se hace especial énfasis (Dewey) en la dignidad y autonomía de las personas; el individuo como un sujeto que debe ser forjado en la práctica y en conexión con los cambios sociales.
La acción del estado es condición necesaria para el ejercicio de la libertad por parte de todos y no de algunos.
Para ser realmente libres, los individuos han de estar en condiciones de hacer el mejor uso de sus facultades, oportunidades, energía y vida. Unos de sus rasgos distintivos es la de complementar la libertad negativa con la positiva.
Esto es especialmente importante en el derecho a la propiedad (Hobhouse), ya que tiene un carácter social no solo porque es la fuerza organizativa de la sociedad la que lo protege y lo preserva, sino porque en las modernas condiciones impuestas por la división del trabajo, cualquier propiedad y riqueza es en parte producto del esfuerzo de un sinfín de individuos, así como de la utilización de los medios ofrecidos por su sociedad.
Para el liberalismo social, el desarrollo del individuo y el ejercicio de la libertad “en sentido positivo” esta vinculado con la igualdad, así como la justicia social y la redistribución de la riqueza.
Esta igualdad deberá alcanzarse mediante un plan de reformas sociales y políticas publicas.
El estado debe ofrecer a los individuos recursos, bienes o medios sin los cuales no les seria posible aquel ejercicio de la libertad en ese sentido positivo- acceso al conocimiento, a la cultura y a la educación.
La igualdad de oportunidades exige una ampliación del alcance, fines y funciones del estado. La justificación del modelo de estado de principios del SXX y que dio en llamarse estado social y que posteriormente aportaron teóricamente Keynes o Beveridge, paso a concebirse como estado interventor y asistencial que supuestamente debía-además de atender a la regulación del progreso económico capitalista-alcanzar el pleno empleo y poner fin a la pobreza.
Se persigue a través del estado ciertas reformas institucionales y constitucionales que aumenten las oportunidades vitales de los individuos.
A diferencia de las propuestas socialistas mas consistentes, pero también a la meritocracia liberal-conservadora, el modelo de igualdad y justicia auspiciado por el liberalismo social pretende corregir la influencia que sobre las oportunidades vitales ejercen las circunstancias sociales y personales que escapan al control del individuo pero, al mismo tiempo, admite la presencia de importantes desigualdades de recursos y riquezas en el interior del que para ellos seria todavía una sociedad justa.
No asumirían cualquier incremento del bienestar social o la redistribución de la riqueza a costa de restricciones de las libertades fundamentales.
El liberalismo social ha mostrado especial interés en ir mas allá del modelo de democracia representativa “protectora” característico el liberalismo clásico. El sufragio universal, la libertad política no es simple garantía de la libertad individual. Además de ser un conjunto de derechos políticos, es un recurso social imprescindible para el pleno desarrollo individual y para la implicación del individuo en su comunidad política.
La finalidad es la creación de una democracia representativa que debe mejorar su propia representatividad, descentralizar la toma de decisiones mediante el desarrollo local así como construir modelos participativos democráticos complementados con el fomento del asociacionismo ciudadano, renaciendo la sociedad civil.
EL LIBERALISMO CONSERVADOR: LA REACCIÓN CONTRA LA LIBERTAD POSITIVA
Los nuevos liberales clásicos hicieron una valoración crítica de la realidad sociopolítica en la que estaban inmersos. La realidad venía determinada por la sobrelegislación (Spencer) y la profunda aversión hacia la ampliación de las funciones del Estado y de modo especial hacia el reformismo social inherente..
Marcado por el tradicionalismo social y el conservadurismo ideológico, con la
vista puesta en un pasado social y político idealizado que pretende reinstaurar.
Hayek caracterizó el afán reglador del estado, como la osadía intelectual racionalista de creer que es posible planificar y controlar el desarrollo de la vida social y económica.
La consecuencia de este intervencionismo, sería la de fomentar la pasividad de los individuos, anular su iniciativa, extender la idea de que es el estado el responsable de poner remedio a los males de la sociedad.
La consecuencia de este intervencionismo, sería la de fomentar la pasividad de los individuos, anular su iniciativa, extender la idea de que es el estado el responsable de poner remedio a los males de la sociedad.
¿Que puede o puede no hacer el gobierno (Spencer)? y ¿Que puede hacer el estado (Nozick)?
El liberalismo conservador responde a tal cuestión intentando recuperar el individualismo radical que creyeron propio del liberalismo clásico y para el cual los individuos únicamente existen como “vidas separadas” cuyos derechos no tienen un fundamento prepolítico o presocial.
Para el liberalismo conservador la propiedad privada es el primero y mas importante de los derechos individuales. El derecho a la acumulación y apropiación ilimitada de posesiones se convierte para el liberalismo conservador, en coincidencia con el conservadurismo, en un fin en sí mismo.
Esta perspectiva sirve para fundamentar una concepción de la sociedad (Hayek) como poco mas que un orden espontáneo, alentado por una suerte de darwinismo social que cobra realidad a través de la libre competencia entre individuos por la superviviencia y los recursos.
Para los liberales conservadores, el derecho de propiedad privada es la garante de la libertad individual. Es en sí mismo, un principio de carácter negativo, que alude a la ausencia de un particular obstáculo: la coacción que deriva de la voluntad de otros hombres.
Es en este ámbito donde se exige la existencia del Estado en tanto que solo éste puede protegerlo y preservarlo. La desigualdad en el derecho a la propiedad privada sería un mal necesario (Burke).
Es en este ámbito donde se exige la existencia del Estado en tanto que solo éste puede protegerlo y preservarlo. La desigualdad en el derecho a la propiedad privada sería un mal necesario (Burke).
El liberalismo conservador solventa el tema de la desigualdad con la igualdad ante la ley, y en todo caso, con la igualdad de oportunidades, entendiendo ésta, como el igual reconocimiento de méritos y capacidades de cada uno de los individuos.
Bell, que procede de un dogma del liberalismo clásico, según el cual, dado que los individuos son la unidad singular de la sociedad y dado que éstos difieren entre sí en dotes naturales, energías, necesidades o en su concepción de lo que es deseable, las instituciones de la sociedad tan sólo debe ocuparse de fijar procedimientos para regular limpiamente la competencia y los intercambios necesarios para realizar esos deseos y aptitudes individualmente diversos.
Esta excluido cualquier tipo de procedimiento de justicia social o redistribución de la riqueza.
Sartori sostiene, que esto conduciría a un intento de igualar las potencialidades de cada individuo, e implicaría tanto redistribuciones de la riqueza como una intervención política constante que trataría de corregir el resultado del mercado; es mas conduciría al paternalismo y la omnipotencia estatales, y por parte del gobierno se fijarían metas sociales que los individuos deberían perseguir (camino a la servidumbre).
Para Hayek la justicia existiría cuando puede atribuirse la responsabilidad de
forma individual por los efectos o consecuencias de ciertos actos. Hayek olvida, que el concepto de justicia social obliga a reducir las desigualdades del mercado y que en este tipo de sociedades, la distribución de los recursos y la riqueza no es producto de un proceso deliberado sino, por el contrario, una multiplicidad de interacciones libres que desconocemos tanto en su origen e intencionalidad como sus efectos concretos.
¿Cual es entonces el ámbito de actuación legítima del estado?
Rothbard y Friedman sostienen que es preciso “vender el estado” y devolver sus tareas al mercado evolucionando a una sociedad sin estado.
Nozick, Spencer o Bastiat, opinan que las funciones estatales deben ser mínimas y exclusivamnte protectoras.
Hayek o Buchanan, creen que ademas de las funciones de protección, el estado debe ser capaz de realizar funciones de producción. El control de la propiedad privada, la eliminación de los monopolios, la inversión en investigación y desarrollo o el establecimiento de una educación básica gratuita, son funciones que el liberalismo conservador acepta siempre que actué de forma subsidiaria con la iniciativa privada y siempre que se limite a financiar no a gestionar.
La extendida concepción peyorativa del pueblo y los ciudadanos como muchedumbre o masa de individuos irracionales y políticamente incompetentes-es la definición de una impronta elitista, que se esfuerza por reducir las vías de participación política a los ciudadanos, fomentar su pasividad y despolitización, exigirles deferencia y comprensión para con las élites o, finalmente, fomentar que autolimiten su participación política a poco mas que la selección de los líderes que habrán de gobernarles.
¿Cuales son las tensiones del liberalismo?
La hegemonía del liberalismo hoy en día, se deba mas que a su representación en la práctica, a que ha logrado “contaminar” al resto de tradiciones políticas como a que importantes expresiones prácticas de aquellas han desdibujado sus perfiles políticos para acercarse a ésta. Este acercamiento quizá tenga su origen en la condición fronteriza que la tradición liberal ostenta entre el conservadurismo y el socialismo.
Las tensiones externas del liberalismo parece que puedan ser resueltas dependiendo de la respuesta que ofrezca a los retos planteados por el pacifismo, feminismo, ecologismo, la inmigración, la ciudadanía, el pluralisimo o las identidades culturales.
En todo caso, la confrontación de la tradición liberal con la alternativa socialista, la reacción conservadora y la crítica anarquista han sido una constante desde los inicios de la modernidad hasta el presente, sin visos de que puedan llegar a ponerse de acuerdo definitivamente.
BIBLIOGRAFIA: "Ciudad y ciudadanía, senderos contemporáneos de filosofía política". F. Quesada.
Artículo:"La tradición Liberal" Roberto Rodríguez, Universidad de la Laguna
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