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martes, 21 de diciembre de 2010

El liberalismo social. La revuelta contra la libertad negativa

“La afirmación de que es justo para un hombre exclusivamente poseer y beneficiarse del superior carácter que le permite hacer el esfuerzo de cultivar sus habilidades es... problemática; porque su carácter depende, en gran parte, de una familia afortunada y de circunstancias sociales sobre las que él no tiene ningún control”.
 J. Rawls 


Muchos liberales de finales del SXIX y principios del SXX, percibieron con toda claridad que las consecuencias practicas de una y otra concepción (parte II del tema) fueron sumamente perniciosas para la mayoría de los ciudadanos.
Tanto Hobhouse como Hobson, defendieron la necesidad de un nuevo liberalismo que protagonizó una revuelta contra la doctrina de la libertad negativa y sus consecuencias.

A estas alturas era mas que evidente no solo que dicho individualismo estaba fundado en un conjunto de principios y supuestos metafísicos carentes de todo fundamento. Había dejado de ser aplicable en las nuevas condiciones sociales y económicas. Éste debía ser sustituido por un nuevo individualismo para el cual el individuo es un ser social y autónomo, además de racional y que solo en condiciones adecuadas podría ser capaz de alcanzar su plena realización personal.


La imagen de la sociedad seria una entidad colectiva conformada por individuos racionales y autónomos pero igualmente interdependientes, cooperadores y capaces de ayuda o asistencia mutua.
El liberalismo de Green o Rawls, a diferencia de los enfoques socialistas y conservadores, es igual de individualista que el clásico sino que de un modo diferente.
Se hace especial énfasis (Dewey) en la dignidad y autonomía de las personas; el individuo como un sujeto que debe ser forjado en la práctica y en conexión con los cambios sociales.
La acción del estado es condición necesaria para el ejercicio de la libertad por parte de todos y no de algunos.

Para ser realmente libres, los individuos han de estar en condiciones de hacer el mejor uso de sus facultades, oportunidades, energía y vida. Unos de sus rasgos distintivos es la de complementar la libertad negativa con la positiva.

Esto es especialmente importante en el derecho a la propiedad (Hobhouse), ya que tiene un carácter social no solo porque es la fuerza organizativa de la sociedad la que lo protege y lo preserva, sino porque en las modernas condiciones impuestas por la división del trabajo, cualquier propiedad y riqueza es en parte producto del esfuerzo de un sinfín de individuos, así como de la utilización de los medios ofrecidos por su sociedad y civilización.
Para el liberalismo social, el desarrollo del individuo y el ejercicio de la libertad “en sentido positivo” esta vinculado con la igualdad, así como la justicia social y la redistribución de la riqueza.
Esta igualdad debería alcanzarse mediante un plan de reformas sociales y políticas publicas.

El estado debe ofrecer a los individuos recursos, bienes o medios sin los cuales no les seria posible aquel ejercicio de la libertad en sentido positivo- acceso al conocimiento, a la cultura y ala educación.
La igualdad de oportunidades exige una ampliación del alcance, fines y funciones del estado.  La justificación del modelo de estado de principios del SXX y que dio en llamarse estado social y que posteriormente aportaron teóricamente Keynes o Beveridge, paso a concebirse como estado interventor y asistencial que supuestamente debía-además de atender a la regulación del progreso económico capitalista-alcanzar el pleno empleo y poner fin a la pobreza.
Se persigue a través del estado ciertas reformas institucionales y constitucionales que aumenten las oportunidades vitales de los individuos.

A diferencia de las propuestas socialistas mas consistentes, pero también a la meritocracia liberal-conservadora, el modelo de igualdad y justicia auspiciado por el liberalismo social pretende corregir la influencia que sobre las oportunidades vitales ejercen las circunstancias sociales y personales que escapan al control del individuo pero, al mismo tiempo, admite la presencia de importantes desigualdades de recursos y riqueza en el interior del que para ellos seria todavía una sociedad justa.

No asumirán cualquier incremento del bienestar social o la redistribución de la riqueza a costa de restricciones de las libertades fundamentales.
El liberalismo social ha mostrado especial interés n ir mas allá del modelo de democracia representativa “protectora” característico del liberalismo clásico. El sufragio universal, la libertad política no es simple garantía de la libertad individual. Además de ser un conjunto de derechos políticos,es un recurso social imprescindible para el pleno desarrollo individual y para la implicación del individuo en su comunidad política.

Una democracia representativa que debería mejorar su propia representatividad, descentralizar la toma de decisiones mediante el desarrollo local así como construir modelos participativos democráticos complementados con el fomento del asociacionismo ciudadano, haciendo renacer la sociedad civil.

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