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miércoles, 30 de marzo de 2011

"Orquideas silvestres y Troski".Parte final


"El hombre es una invención cuya fecha reciente muestra con toda facilidad la arqueología de nuestro pensamiento".
M. Foucault 

Derrida conduce nuevamente a Rorty hacia Heidegger y le sorprende las semejanzas entre las objeciones que Dewey había formulado contra Wittgenstein y las que Heidegger había formulado contra el cartesianismo.
Creyó ver una posibilidad de combinar la crítica a la tradición cartesiana con el historicismo cuasi hegeliano de Foucault, Hacking y McIntyre.




De aquí sale su libro “El espejo de la naturaleza” en el que trata temas como el problema del cuerpo-alma, discusiones sobre verdad y significado desde la filosofía del lenguaje, filosofía de la ciencia al estilo de Kuhn
Finalmente se había formado una opinión clara sobre la orientación y el valor de los movimientos de aquel momento dentro de la filosofía analítica. 
Pero existía un problema, en este libro no estaban ninguna de las inquietudes que le habían llevado a estudiar filosofía.

Poco a poco llega a la conclusión de que toda la idea de reunir la realidad y la justicia en una sola visión había sido un error y que precisamente la aspiración a una tal visión había llevado a Platón por un camino erróneo. Se dio cuenta que sólo la religión, podía lograr el juego de manos que se había propuesto Platón. 

Por eso decide escribir “Contingencia, ironía y solidaridad”, donde se afirma que es innecesario establecer una coherencia entre las variantes personales de cada uno.

Aquello para lo que se puede lograr el consenso de todos (lo universal) no merece automáticamente la prioridad frente a lo que no permite lograrlo (lo idiosincrásico). Esto significa, del hecho de tener obligaciones frente a otras no se deriva que lo que se tiene en común con otras personas sea mas importante que todo lo demás.

Lo que tenemos en común con los demás, una vez que tengamos en claro estas obligaciones morales, no es la razón, la naturaleza humana, la paternidad de Dios, el reconocimiento de la ley moral, o cualquier otra cosa sino sólo la capacidad de sentir compasión con el sufrimiento de los demás. 
No hay una razón especial para esperar que la propia compasión por estos sufrimientos y las propias inclinaciones idiosincrásicas encajen en una descripción abarcadora del conjunto de la conexión de todas las cosas.
Esto puede ser suficiente para ilustrar de como llega Rorty a la concepción que defiende.

El nucleo de las criticas que se le hacen, desde la izquierda y la derecha, es a grandes rasgos, el mismo que habia en las objeciones que los tomistas, straussianos y marxistas formularon en los años cuarenta contra Dewey.

Dewey era de la opinión de que detrás de nuestro sentimiento de obligación frente a los que sufren no habia nada mas grande, imperecedero y seguro que un determinado fenómeno histórico de carácter contingente: la extensión del sentimiento de que los sufrimientos de los demas son importantes.
Esta idea,aunque no se puede probar por medios científicos, filosóficos o religiosos, al menos si que “probar como verdadero”, signifique lo mismo que “demostrarla claramente con independencia de su origen”.

De esta tesis de Dewey se desprende una imagen según la cual las personas son hijos de su tiempo y de su lugar sin que su posibilidad de formarse tenga límites metafísicos o biológicos significativos. El sentimiento de la obligación moral depende menos de la comprensión que del condicionamiento.

No es posible demostrar de manera coherente el concepto de la percepción comprendedora (tanto en el ambito de la física como de la ética), en el sentido de ver aquello que está ahí con independencia de las necesidades y deseos humanos.
Esta concepción se califica a menudo de forma despreciativa como “relativismo cultural”. Sin embargo se suele confundir habitaulmente con el uso de argumentos circulares.

Según Bloom (en el lados straussiano) y T. Eagleton (en l lado marxista), deben existir convicciones, puntos de anclaje sin vacilación que determinan la respuesta a la pregunta: 
“¿Que alternativa moral o política es objetivamente válida?”.

Según los pragmatistas como Dewey o Rorty, la ciencia histórica y la etnología bastan para demostrar que no existen tales puntos de anclaje sin vacilación y que en la aspiracion a la objetividad sólo se trata de obtener el mayor consenso posible.

No han cambiado mucho las polémicas filosóficas en torno a la pregunta de si la objetividad significa mas que subjetividad. 
Hoy los filósofos no hablamos de la experiencia moral sino del lenguaje de la moral, y en lugar de referirnos a la relación entre sujeto y objeto, hablamos de teorias contextualistas relacionales.

En realidad, las razones por las que Rorty se aleja de Dewey son las mismas por la que éste se alejó en su dia del cristianismo evangélico y del panteísmo neohegeliano, y fueron los mismos por los que Hegel se distanció de Kant y por los que insistió en la necesidad de temporalizar e historizar tanto a Dios como a la ley moral si se queria que siguieran siendo creibles.

Desde comienzos de los años noventa, en EEUU se libran dos batallas culturales. La primera, el modelo de tolerancia e igualdad de derechos, que quizás solo pueda sostenerse mientras la renta per cápita real de los americanos aumente. 
La segunda, se desarrolla entre los que consideran que la moderna sociedad liberal esta plagada de defectos irreparables y los que opinan que nuestra sociedad ofrece la posibilidad de una colaboración entre técnica y las insitituciones democráticas y que estas contribuirán a fomentar la igualdad de derechos y la disminución del sufrimiento.

Tanto unos como otros siguen insistiendo en una estrecha relación entre la posición política de las personas y sus ideas sobre asuntos teóricos de peso. 

Según Rorty, añoran la posibilidad de reunir en una única visión la realidad y la justicia. De manera mas precisa, quieren vincular su sentimiento de la responsabilidad moral y política a una comprensión de las últimas razones que determinana nuestro destino. 

Siguen creyendo que la virtud y el conocimiento están de algún modo vinculados, que el tener razón en asuntos filosóficos es importante para la correcta forma de actuar. 

 Bibliografia: "Filosofía y futuro". Ed. Gedisa. Octubre 2008.

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